Por la devaluación del yuan, reservas brutas cayeron u$s2.457 millones en 2022 (no afecta meta)
El fortalecimiento del dólar producto del endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos provocó una fuerte devaluación en las principales monedas del mundo, entre las que se destaca el yuan, que comenzó una fuerte tendencia de depreciación en abril. En las últimas jornadas, a pesar de los esfuerzos del Banco de China para sostener su valor, la tendencia se profundizó y el renminbi (nombre oficial de la moneda del gigante asiático) cayó a 7,23 yuanes por dólar, su menor valor desde 2008. Esto afecta de forma directa a las reservas brutas del Banco Central de la República Argentina dado que alrededor de la mitad de las mismas están compuestas por el swap de monedas con aquel país. Por este efecto, en lo que va del año las tenencias cayeron casi u$s2.500 millones.
En abril, la caída de la producción en China ante las fuertes restricciones internas por el covid-19 y las expectativas de un menor crecimiento a nivel global llevaron al renminbi a devaluarse 6%, pasando de cotizar 6,3 yuanes por dólar a 6,7 a principios de mayo. La tendencia se profundizó en septiembre, cuando la moneda asiática superó el umbral crítico de 7 yuanes por dólar por primera vez en dos años.
Actualmente, a pesar de las intervenciones del Banco de China, el yuan cotiza 7,23 por dólar, acumulando una depreciación cercana al 12% en lo que va del año. Hacia delante, la tendencia parece sostenerse luego de que la reelección de Xi Jinping reforzara las expectativas en el mercado sobre la continuidad de las medidas restrictivas por la política del “covid cero” llevada a cabo por la cúpula gobernante, a pesar del impacto negativo en el crecimiento económico. A este factor se le suma la reducción que sufrieron las exportaciones en octubre de la segunda mayor economía mundial, que representó el peor dato desde mayo de 2020, lo que supone un cambio brusco con respecto a los anteriores meses.
Juan Pablo Albornoz, economista en Invecq Consulting, señaló: “Contablemente este factor implica una pérdida para el Banco Central como consecuencia de que aproximadamente la mitad de las reservas brutas corresponden al swap de monedas con China. Dado que a través del swap Argentina recibe yuanes, y todo componente de las reservas brutas se valúa en dólares estadounidenses, cuando el yuan se debilita frente al dólar, como a lo largo de todo 2022, el swap vale menos medido en dólares”.
Asimismo, el analista financiero Salvador Vitelli, detalló que “el monto de las reservas compuesto por yuanes medido en dólares es de u$s17.970 millones actualmente, mientras que a principios de año estos representaban u$s20.427 millones”. “Siempre señalamos que la devaluación del yuan afecta a las reservas porque el swap con China no está armado por un monto nominal en dólares, sino que en realidad son nominales de yuanes, por un total de 130.000 millones de yuanes”, explicó.
En esta línea, agregó: “En lo que va del año, el yuan aumentó 14,5%, lo que significa una devaluación del 12,6% contra el dólar. Esto implicó una pérdida de reservas para el Banco Central argentino de u$s2.457 millones en 2022. Actualmente, en la cotización que tiene el yuan, por cada punto que aumente frente al dólar, significa una pérdida de reservas de aproximadamente u$s195 millones. Así de frágil es la situación actual de reservas de la autoridad monetaria”.
Sin embargo, en cuanto a la meta de acumulación de reservas acordada con el Fondo Monetario Internacional, Albornoz destacó que “el swap no forma parte de las reservas netas ni líquidas”. Al respecto, explicó que la definición de la métrica de reservas netas acordada con el Fondo “no solo no imputa al swap como reservas netas, sino que también mide todo componente a precios constantes”. “Entonces, si las reservas brutas se ven perjudicadas por efectos precio, como cambios en el precio del oro, del yuan, del DEG, etcétera, en la medición de la evolución de las reservas netas bajo la metodología del EFF esto no impacta”, remarcó. Y resaltó: “Esto permite analizar el cambio en el stock real de reservas netas sin castigarlo ni beneficiarlo por cambios en los precios a los cuales se valúan los activos y pasivos para luego arribar a la métrica correspondiente”.